Hilda Fernández Corresponsal
El Universal
Jueves 27 de noviembre de 2008
Líder seccional acusa al dirigente gremial de manipular a un grupo de mujeres
Parientes mantienen ´tomadas´ las instalaciones de Pasta de Conchos
SALTILLO, Coah.— Desde su autoexilio en Vancouver, Canadá, Napoleón Gómez Urrutia financia con 3 millones de pesos el conflicto entre las viudas de Pasta de Conchos y Grupo México, propietario de la mina siniestrada el 19 de febrero de 2006, en el municipio de San Juan de Sabinas, donde murieron 65 obreros, pero sólo dos cuerpos fueron recuperados.
“El líder del sindicato minero nacional busca con nuestro dinero, porque es de las cuotas sindicales, manipular a un pequeño grupo de viudas para recuperar su coto de poder, porque se peleó con todo mundo y se sabe perdido”, aseguró el líder de la sección 147 (Monclova) del sindicato minero, Juan Antonio Vaquera Mendoza.
Varias de las viudas, encabezadas por Rosa Mejía, quienes tratan con el apoyo del sindicato minero reanudar por su cuenta la búsqueda de los cuerpos de sus maridos, tomaron el lunes las instalaciones de Pasta de Conchos.
Un día antes, el domingo, uno de los técnicos que contrataron para el rescate que trató de reinstalar la electricidad en la mina, provocó un cortocircuito en un transformador de 44 mil voltios, quemó así casi un kilómetro de cableado y apagó el ventilador general que sacaba el gas metano del tiro.
Entró en funcionamiento el abanico auxiliar, pero a las pocas horas se le acabó el diesel y las mujeres, junto con otras personas, entraron a la fuerza hasta donde está el aparato y lo abastecieron de 400 litros de combustible.
Retenciones
El director de Protección Civil de San Juan de Sabinas, Federico Méndez Pacheco, dijo que el cortocircuito provocó alarma entre la gente que estaba ahí, afortunadamente no hubo víctimas, pero consideró que a punto estuvo de ocurrir otra desgracia.
Según el funcionario, ayer recibió informes que las señoras no querían dejan salir al personal de seguridad privada que estaba en la mina —unos 24 guardias. Pero a un agente que grababa un video de lo que ellas hacían, así como a un abaniquero, “los echaron en corrida”.
Las señoras están agradecidas porque cuentan con financiamiento para pagar a las cuadrillas que, eventualmente, se harían cargo de reanudar los trabajos de rescate, suspendidos el 4 de abril de 2007, tras 14 meses de labores. Ya consiguieron unos 40 trabajadores y les pagan 200 pesos diarios.
Algunas dicen que no importa de dónde proceden los recursos, ni siquiera les interesa que se les censure por recibir dinero de quien durante todo este tiempo ha sido considerado el principal responsable del accidente en el yacimiento de carbón, Gómez Urrutia, pues el sindicato minero que él dirigía no tuvo cuidado de vigilar que la empresa Industrial Minera México (IMMSA), dueña de la mina, cumpliera con las normas de seguridad e higiene que exige la ley.
Gómez Urrutia envió a Pasta de Conchos al secretario general de la sección 65 (Cananea, Sonora) del sindicato minero, Sergio Toledano Lizárraga y al del Trabajo de esa misma fracción, Jacinto Martínez Serna, entre otros dirigentes gremiales.
Ellos han apoyado a las viudas en el reclutamiento de mineros y electricistas, entre otros, quienes presumiblemente se encargarán de reanudar las labores de recuperación de los restos de los fallecidos. También están varios activistas del grupo conocido como La otra obrera, identificados con zapatistas y encabezados por Fernando Acosta Esquivel, ex diputado local del desaparecido Partido Popular Socialista.
La búsqueda es complicada, difícil y muy riesgosa porque faltan 63 mineros, de los 65 que perecieron en la explosión, y están bajo miles de toneladas de escombros. Al cabo de estos dos años diversos especialistas han alertado sobre el grave peligro que existe en el interior de la mina. Algunas viudas, hijos, padres y otros parientes directos de las víctimas ignoran las alertas, sostienen que es mentira y que sí pueden entrar al tiro y encontrar a sus seres queridos.
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