domingo, 22 de febrero de 2009

Carta abierta a Carlos Slim

DENISE DRESSER
Estimado Ingeniero: Le escribo este texto como ciudadana. Como consumidora. Como mexicana preocupada por el destino de mi país y por el papel que usted juega en su presente y en su futuro. He leído con detenimiento las palabras que pronunció en el Foro Qué Hacer Para Crecer y he reflexionado sobre sus implicaciones. Su postura en torno a diversos temas me recordó aquella famosa frase atribuida al presidente de la compañía automotriz General Motors, quien dijo: “Lo que es bueno para General Motors es bueno para Estados Unidos”. Y creo que usted piensa algo similar: Lo que es bueno para Carlos Slim, para Telmex, para Telcel, para el Grupo Carso, es bueno para México. Pero no es así. Usted se percibe como solución cuando se ha vuelto parte del problema; usted se percibe como estadista con la capacidad de diagnosticar los males del país cuando ha contribuido a producirlos; usted se ve como salvador indispensable cuando se ha convertido en bloqueador criticable. De allí las contradicciones, las lagunas y las distorsiones que plagaron su discurso, y menciono las más notables: –Usted dice que es necesario pasar de una sociedad urbana e industrial a una sociedad terciaria, de servicios, tecnológica, de conocimiento. Es cierto. Pero en México ese tránsito se vuelve difícil en la medida en que los costos de las telecomunicaciones son tan altos, la telefonía es tan cara y la penetración de internet de banda ancha es tan baja. Eso es el resultado del predominio que usted y sus empresas tienen en el mercado. En pocas palabras, en el discurso propone algo que en la práctica se dedica a obstaculizar. –Usted subraya el imperativo de fomentar la productividad y la competencia, pero a lo largo de los años se ha amparado en los tribunales ante esfuerzos regulatorios que buscan precisamente eso. Aplaude la competencia, pero siempre y cuando no se promueva en su sector. –Usted dice que no hay que preocuparse por el crecimiento del Producto Interno Bruto; que lo más importante es cuidar el empleo que personas como usted proveen. Pero es precisamente la falta de crecimiento económico lo que explica la baja generación de empleos en México desde hace años. Y la falta de crecimiento está directamente vinculada con la persistencia de prácticas anticompetitivas que personas como usted justifican. –Usted manda el mensaje de que la inversión extranjera debe ser vista con temor, con ambivalencia. Dice que “las empresas modernas son los viejos ejércitos. Los ejércitos conquistaban territorios y cobraban tributos”. Dice que ojalá no entremos a una etapa de Sell Mexico a los inversionistas extranjeros, y cabildea para que no se permita la inversión extranjera en telefonía fija. Pero al mismo tiempo usted, como inversionista extranjero en Estados Unidos, acaba de invertir millones de dólares en The New York Times, en las tiendas Saks, en Citigroup. Desde su perspectiva incongruente, la inversión extranjera se vale y debe ser aplaudida cuando usted la encabeza en otro país, pero debe ser rechazada en México. –Usted reitera que “necesitamos ser competitivos en esta sociedad del conocimiento y necesitamos competencia; estoy de acuerdo con la competencia”. Pero al mismo tiempo, en días recientes, ha manifestado su abierta oposición a un esfuerzo por fomentarla, descalificando, por ejemplo, el Plan de Interconexión que busca una cancha más pareja de juego. –Usted dice que es indispensable impulsar a las pequeñas y medianas empresas, pero a la vez su empresa –Telmex– las somete a costos de telecomunicaciones que retrasan su crecimiento y expansión. –Usted dice que la clase media se ha achicado, que “la gente no tiene ingreso”, que debe haber una mejor distribución del ingreso. El diagnóstico es correcto, pero sorprende la falta de entendimiento sobre cómo usted mismo contribuye a esa situación. El presidente de la Comisión Federal de Competencia lo explica con gran claridad: Los consumidores gastan 40% más de lo que debieran por la falta de competencia en sectores como las telecomunicaciones. Y el precio más alto lo pagan los pobres. –Usted sugiere que las razones principales del rezago de México residen en el gobierno: la ineficiencia de la burocracia gubernamental, la corrupción, la infraestructura inadecuada, la falta de acceso al financiamiento, el crimen, los monopolios públicos. Sin duda todo ello contribuye a la falta de competitividad. Pero los monopolios privados como el suyo también lo hacen. –Usted habla de la necesidad de “revisar un modelo económico impuesto como dogma ideológico” que ha producido crecimiento mediocre. Pero precisamente ese modelo –de insuficiencia regulatoria y colusión gubernamental– es el que ha permitido a personas como usted acumular la fortuna que tiene hoy, valuada en 59 mil millones de dólares. Desde su punto de vista el modelo está mal, pero no hay que cambiarlo en cuanto a su forma particular de acumular riqueza. La revisión puntual de sus palabras y de su actuación durante más de una década revela entonces un serio problema: Hay una brecha entre la percepción que usted tiene de sí mismo y el impacto nocivo de su actuación; hay una contradicción entre lo que propone y su forma de proceder; padece una miopía que lo lleva a ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga en el propio. Usted se ve como un gran hombre con grandes ideas que merecen ser escuchadas. Pero ese día ante los diputados, ante los senadores, ante la opinión pública, usted no habló de las grandes inversiones que iba a hacer, de los fantásticos proyectos de infraestructura que iba a promover, del empleo que iba a crear, del compromiso social ante la crisis que iba a asumir, de las características del nuevo modelo económico que apoyaría. En lugar de ello nos amenazó. Nos dijo –palabras más, palabras menos– que la situación económica se pondría peor y que ante ello nadie debía tocarlo, regularlo, cuestionarlo, obligarlo a competir. Y como al día siguiente el gobierno publicó el Plan de Interconexión telefónica que buscaría hacerlo, usted en respuesta anunció que Telmex recortaría sus planes de inversión. Se mostró de cuerpo entero como alguien dispuesto a hacerle daño a México si no consigue lo que quiere, cuando quiere. Tuvo la oportunidad de crecer y en lugar de ello se encogió. Sin duda usted tiene derecho a promover sus intereses, pero el problema es que lo hace a costa del país. Tiene derecho a expresar sus ideas, pero dado su comportamiento es difícil verlo como un actor altruista y desinteresado que sólo busca el desarrollo de México. Usted sin duda posee un talento singular y loable: sabe cuándo, cómo y dónde invertir. Pero también despliega otra característica menos atractiva: sabe cuándo, cómo y dónde presionar y chantajear a los legisladores, a los reguladores, a los medios, a los jueces, a los periodistas, a la intelligentsia de izquierda, a los que se dejan guiar por un nacionalismo mal entendido y aceptan la expoliación de un mexicano porque –por lo menos– no es extranjero. Probablemente usted va a descalificar esta carta de mil maneras, como descalifica las críticas de otros. Dirá que soy de las que envidian su fortuna, o tienen algún problema personal, o una resentida. Pero no es así. Escribo con la molestia compartida por millones de mexicanos cansados de las cuentas exorbitantes que pagan; cansados de los contratos leoninos que firman; cansados de las rentas que transfieren; cansados de las empresas rapaces que padecen; cansados de los funcionarios que de vez en cuando critican a los monopolios pero hacen poco para desmantelarlos. Escribo con tristeza, con frustración, con la desilusión que produce presenciar la conducta de alguien que podría ser mejor. Que podría dedicarse a innovar en vez de bloquear. Que podría competir exitosamente pero prefiere ampararse constantemente. Que podría darle mucho de vuelta al país pero opta por seguirlo ordeñando. Que podría convertirse en el filántropo más influyente pero insiste en ser el plutócrata más insensible. John F. Kennedy decía que las grandes crisis producen grandes hombres. Lástima que, en este momento crítico para México, usted se empeña en demostrarnos que no aspira a ser uno de ellos.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Zarandeada del PRD a Paco Salazar Sáenz

"Poca vergüenza, ¿olvidó Pasta de Conchos?"
El Sol de San Luis
18 de febrero de 2009


Redacción / El Sol de San Luis

San Luis Potosí, San Luis Potosí.- "El ex secretario del Trabajo Francisco Javier Salazar Sáenz no manifiesta ni asomo de pudor cuando afirma que no tiene responsabilidad en la muerte de los 65 mineros de Pasta de Conchos, en el estado de Coahuila; no debe olvidar que hay expedientes abiertos sobre esos hechos".

El presidente del PRD, Domingo Rodríguez Martell, expuso que "seguramente el ex funcionario, al igual que su jefe Vicente Fox, dejó encargado el changarro para hacer campaña; por eso no atendió a tiempo un asunto tan grave y delicado".

"La frivolidad hace perder piso a los panistas, pero el caso de los mineros está abierto, siguen las investigaciones y en cualquier momento Salazar Saénz puede ser llamado a cuentas, y eso puede ser ahora que quiere ser candidato a la presidencia municipal de la capital".

"Hasta San Luis Potosí llegaron activistas de Pasta de Conchos el año pasado para denunciar la negligencia del ex secretario del Trabajo, pues Salazar Sáenz sabía muy bien que escaseaba la seguridad en la mina, pero prefirió proteger a los empresarios para que no gastaran en infraestructura de seguridad, con los consecuentes resultados trágicos que todo el país recuerda".

Rodríguez Martell señaló que la empresa minera [IMMSA, UBICADA EN MORALES] sigue contaminando gracias a la impunidad que le brindan las autoridades, "y si dice Salazar Sáenz que de ser alcalde continuaría las obras de Lozano Armengol, entonces permanecerá el proteccionismo a la minera porque contamina todo San Luis, tanto Las Lomas como Morales, el Valle del Tecnológico, Jacarandas, Pirules y el Río Santiago".

"Esta empresa ni siquiera tiene permiso, y hay muestras muy claras del plomo en la sangre de la gente que vive en los alrededores, y nadie hace nada, los fraccionamientos se siguen autorizando y las autoridades ecológicas se siguen haciendo de la vista gorda. Por eso es importante evitar que éste funcionario yunquista llegue al poder, porque del poder ha vivido muchos años".

Paco Salazar, aspirante a la alcaldia

Ni el caso está cerrado y el ex secretario está involucrado

El Vocero de “Familia Pasta de Conchos” desdice a Salazar Sáenz


La Jornada San Luis
18 de febrero

Pedro Antonio García

El caso de los mineros de Pasta de Conchos ni se ha cerrado, y el ex secretario del Trabajo Francisco Xavier Salazar Sáenz, tiene una alta responsabilidad en lo sucedido, expresó Manuel Fuentes Muñiz abogado y vocero de la “Organización Familia Pasta de Conchos.”
Entrevistado vía telefónica, Fuentes Muñiz, aceptó dar respuesta a lo expresado por Francisco Salazar Sáenz precandidato a la alcaldía potosina, de que se preguntará a los mineros si el caso estaba cerrado.
A lo que el vocero de los familiares de los mineros siniestrados, contestó que este asunto, que cumplirá este 19 de febrero tres años de sucedido, sigue vigente “ ya que ni se han rescatado los cuerpos, ni se ha cerrado la empresa , ni los funcionarios implicados , entre ellos Salazar Sáenz han resultado sancionados “ y las familias han carecido de una indemnización decorosa.
Recordó que antes de la tragedia se realizoó un registro por parte de los inspectores de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y en su dictámen se señalaba que las condiciones para laborar en la mina estaban consideradas de alto riesgo, pero la mencionada Secretaría, que estaba a cargo de Salazar Sáenz, los pasó por alto.
La mina no fue cerrada y se dio la tragedia, apuntó, en la cual a pesar de los dictámenes y de la denuncia de los mineros, de que había una alta concentración de gas metano, la empresa del Grupo México ordenó la continuación de labores.
Por este hecho, la negligencia de la empresa no fue sancionada y es más en la actualidad los mineros siguen laborando en las mismas condiciones.
Incluso, aseguró, instituciones internacionales han demostrado que si existió posibilidad de rescate de los 65 mineros atrapados, en este caso no sólo la empresa es responsable, también las autoridades del trabajo, y sobre todo su secretario, que estuvo presente y sólo actuó como un vocero de la empresa.
La implicación de Salazar Sáenz en este asunto es po omisión, ya que como servidor público a cargo de la STPS, necesariamente tuvo que intervenir antes de la tragedia, durante ella y continuar con los peritajes y sancionar a la empresa.
Agregó que por esta negligencia del secretario se presentaron dos denuncias, una por la responsabilidad administrativa de servidores públicos de la Secretaría del Trabajo, que se promovió en la Contraloría interna de la misma secretaría, la cual los exculpó de responsabilidad.
La otra denuncia, dijo, es por parte de los familiares de los fallecidos en la mina colapsada y se hizo ante la Procuraduría General de la República, por responsabilidad de servidores públicos en los mismos hechos, este expediente, aseguró, permanece archivado en la Procuraduría General de la República.
Por todo lo acontecido en la mina “pasta de conchos” en San Juan de Sabinas Nueva Rosita, Coahuila, sólo fueron sancionados tres inspectores, pero ningún jefe.
Agregó que los familiares de las víctimas, se mantienen en pie de lucha, sólo se les dio una indemnización sobre la base de las cotizaciones del Instituto Mexicano del Seguro Social ya que la Procuraduría de Defensa del Trabajo perdió el caso en donde estaban calculados tres salarios base